viernes, 26 de julio de 2013

ANSIEDAD Y LA CONDUCCIÓN



Constituye una actividad humana ciertamente compleja, automatizada, generadora de situaciones de gran estrés, el conductor no siempre es capaz de manejar un vehículo y el sentimiento de desconfianza en sus propias habilidades se acaba generalizando, provocando una sensación de ansiedad y estrés difícil de superar.

Los conductores deben manejar un elevado número de estímulos que convierten su conducción en una actividad estresante, lógicamente con mayor intensidad en los conductores noveles que experimentados, todo ello les provoca un nivel de tensión muscular muy elevado y comporta una gran fatiga en el nuevo conductor. Ansiedad, antes y durante la conducción, sudoración, pesadillas anteriores y posteriores al viaje, rigidez muscular, temblor, visualización de accidentes, son algunas de esas variables que se pueden dar en los conductores que sufren esa emoción.

Y si añadimos el miedo, entonces estaríamos hablando de la fobia a conducir, un trauma que se calcula afecta a más del 30% de los conductores españoles, especialmente por la pérdida de capacidades, por los trastornos psicológicos derivados de un accidente de tráfico o, en el caso de muchas mujeres, por la postergación que se da a veces en el vehículo cuando conduce el marido  y se produce un cambio de roles.

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